Acabamos de ¿celebrar? el pasado 8 de Marzo el Día de Mundial de la Mujer Trabajadora y digo lo de celebrar, preguntando si efectivamente en pleno siglo XXI tal día puede servir de celebración para un colectivo, el de la mujer trabajadora, tan explotado y vilipendiado a lo largo de nuestra historia en todos los rincones de nuestro planeta.
Baste mirar
el entorno en el que la mujer convive en países del continente Africano,
Sudamericano o de Oriente Medio, para darnos cuenta de lo difícil de su vida
diaria, inmersas en una cultura machista y en la que ellas ocupan el ultimo
escalafón social en muchos casos, con sobreexplotación en su trabajo diario,
muchas veces, trabajo este de supervivencia para ella y su familia con jornales
míseros que ni siquiera les da para
comer al día y con jornadas de trabajo
de 15 horas.
Luego, si
miramos a este mal llamado primer mundo, nos encontramos en que su situación,
si bien es bastante diferente a la anterior, no deja de sorprendernos con los continuos atropellos laborales a los
que tienen que enfrentarse, mas ahora, que esta terrible e inmoral crisis se
ceba con todo el espectro laboral, pero en especial con las mujeres y
jóvenes, segmentos mas débiles en el engranaje laboral, que ya soportan sueldos más bajos a igual trabajo,
menos promoción en las empresa en favor de los hombres o incluso en algunos
casos, el acoso por su condición de madres, papel este, poco recomendable para
la mayoría de empresas que por competitividad no asumen las políticas de
conciliación laboral, además, a esto hay que sumarle la otra jornada laboral en
los quehaceres domésticos que aun hoy y en gran medida, sigue siendo una carga
extra para la mujer trabajadora.
Pero además,
esta situación se da en todos sectores profesionales e incluso políticos,
siendo curioso como nuestros partidos venden la paridad, no como algo normal,
sino como ejercicio "democrático" que les confiere el ser mejores que
sus oponentes, demostrando muchas veces, en mi opinión, su patetismo progre al
que, además, hacen flaco favor a la verdadera igualdad, que debe de estar por
encima del sexo de la persona.
Así que ya
digo, poco que celebrar a no ser que este día, sirva para ejercer el derecho a
la reivindicación y a la lucha por conseguir esa verdadera igualdad, por eso
toca lo de siempre...salir a la calle a pelear por unos derechos que en el
2014, siguen siendo una utopía y todo por unos sistemas económicos e incluso políticos
que defienden posturas e intereses
claros para que esta situación no cambie,
con objeto de mantener mano de obra barata...esto es así, por eso, si yo fuera
mujer y me dijeran de celebrar este día,
pues…como que no… ¡¡NO TENDRÍA YO MI COÑO...PA CELEBRACIONES!!