sábado, 25 de mayo de 2013

Puta Mili




Pues aquí me tenéis...aunque no os lo creáis, este chaval de actitud algo chulesca y vestido con uniforme de servir a la patria soy yo...y es de verdad...vamos, que no es que me iba a cazar pobres pajarillos...que no, que era porque en los años 80 me llegó, como a otros miles de chavales la hora de prepararnos, para si fuera necesario, defender a nuestra querida España de los enemigos que la acechaban por aquellos tiempos y que todavía no se yo quienes eran esos bellacos.
Me fui, bueno...mejor diré que me llevaron, a Caceres en un tren correo que cada vez que cogía algo de velocidad paraba para dejar el correo, por lo que tardamos mas de ¡¡15 horas!! en llegar a Caceres de los cojones, luego me di cuenta que esta preciosa ciudad estaba pegando a Badajoz y no a Bilbao como pensé por el tiempo que tarde en llegar.
Pues como digo, allí nos vistieron de caqui y me pase los 33 días trabajando en lo mio, que por aquella época era la pintura...mano de obra barata y haciendo una instrucción digna de un colegio de EGB comiendo algo parecido a comida y creo,que hasta algún trozo de carne, por lo que adelgace mas de cuatro kilos en esos días pensando por las noches en los platos de lentejas que no me comía en mi casa, y así hasta que llego la hora de conocer nuestro nuevo destino, el cual a mi, me toco ¡Madrid!...¡la capital de las Españas! y cucha tu que suerte, me mandaron a ¡El Pardo!...¡manda wevos!, ¡un rojo a lo que fue el centro neurálgico del Franquismo!, pues allí estaba yo esperando que mejorara mi vida y ¿a que no sabéis a donde me mandaron?...A PINTAR...¡¡¡ole mi Paco ahí!!! pero...¿quien coño les ha dao a esta gente tan buenas referencias mías?, total que hice de tripas corazón y asi pase el resto de la mili, exceptuando dos o tres servicios de guardia que me tocaron y en los cuales descubrí la paranoia que nos metían cuatro tontos con galones haciéndonos creer que los etarras podían atacar el cuartel para llevarse armas por lo que debíamos estar alerta...¿asaltar el cuartel?...¿en El Pardo?...pero ¿que etarra ni tonto iba a querer asaltar un cuartel en un pueblo que hasta el que vendía las chucherías era militar retirao?...¿que comando iba a ser tan gilipollas como para ir al lugar con mas cuarteles por metro cuadrao de España?...ya te digo, paranoia...
Pues como iba contando, en el cuartel coincidí con varios paisanos, uno de ellos era...como os diría yo... un pelin guarron, incluso no recuerdo haberlo visto en las duchas, eso si...todos los días le escribía a su novia...¡¡dos folios a dos caras!!...¡¡amo a veee, amo a vee!! ¿quiere alguien explicarme que cojones le cuenta uno a su novia en una carta de dos folios a dos caras todos los días y sin salir del cuartel? pero ¿en que mili estuvo este que yo no me enteré?...¡pero si a mi me costaba llegar a la mitad de un folio cuando le escribía semanalmente a mi Anita!!...luego había otro paisano bajito (pa mi que no daba la talla y lo enrolaron pa gastarle una broma) que los compañeros le pusieron de mote el"chiquitito tosedor" y to porque el joio era tumbarse en el catre y le entraba una tos de perro que no había wevos de dormir en todo el barracón, aun hoy los veo de vez en cuando por nuestra ciudad, el guarro...aun sigue guarro y el chiquitito, pues eso...sin crecer.
Y así fueron pasando los días y los meses, mejoré en lo de la comida y trabajaba pintando, incluso de noche, para conseguir permisos para volver a mi ciudad y hacer mis chapuzas y ayudar a mi familia, abandonada a su suerte por estar ya mi padre mal para trabajar, pero claro, la Patria es la Patria y había que cumplir con ella (y ahora la cabrona nos lo paga así) en los menesteres y "sacrificios" para mantener a una pandilla de cipotes que, incluso hoy día,  se gastan el dinero y las bombas fuera de nuestras fronteras...¡gastarlas aquí coño!...y luego se llaman patriotas.
Bueno, pues aquí mi relato breve de mi paso por la mili, seguro que como yo, miles de jóvenes aprovecharon ese añito para hacerse un hombre, que era para lo que decían nuestros padres que servía, aunque la verdad sea dicha, hay que dar gracias al Señor por no haberme tenido que llamar a defender mi país de todos los enemigos a nuestras puertas, porque con la formacion militar que me dieron, temo no haber estado a la altura a la hora de coger un fusil, eso si...con la brocha sigo siendo un "mostruo".

    

martes, 21 de mayo de 2013

A Vueltas con las Tradiciones



Debo de reconocer que pese a mi talante rojeras siento especial cariño por una de las instituciones mas importantes de nuestra ciudad  como es  la Hermandad Matriz de Ntra.Sra. de la Cabeza, tanto es así que de muchos años atrás tengo un compromiso personal con ella, por lo que colaboro a su llamada a cuentos eventos pueda, sobre todo en logística y avituallamiento, sera porque siempre me he sentido mas soldado raso de infantería que otra cosa.
Este especial cariño, digo yo que me vendrá de herencia de mis padres, que desde pequeños nos hacían vivir, al igual creo que a la mayoría de mis coetáneos, el ambiente romero de la época y esa devoción que ha impregnado de siempre cada rincón de nuestra ciudad y que aun hoy, se le ha transmitido a nuestros hijos de una manera o de otra y que hoy ellos, si no por devoción, si por tradición, continúan, algunos de forma instintiva, con esos rituales cuando se acerca el ultimo Domingo de Abril.
Es precisamente en esto ultimo, la tradición, en lo que quisiera profundizar algo mas, sobre todo para que de una vez por todas entendamos que no siempre por ser eso, tradición, es siempre bueno, ya que caeremos en una trampa que nos puede llevar al enfrentamiento vano y sin visas de entendimiento.
La tradición, al igual que casi todo en la vida, se asume porque durante un periodo de tiempo vemos y entendemos que debe de ser bueno pero también por desconocimiento de algo que en un momento dado puede ser mejor que lo conocido, de modo que ¿ que hubiera pasado si al descubridor de la rueda le hubieran dicho que no servía porque, por tradición, llevaban siglos arrastrando los objetos? o...¿deberiamos haber seguido con la Inquisición porque ya era tradición quemar a la gente?...personalmente me hecho a temblar cuando escucho esta palabra, sobre todo en los ambientes romeros de nuestro pueblo donde parece ser, algunos añoran los desfiles paramilitares de niños con corneta, Majorettes con minifaldas y parejas bailando "la Lambada", todo esto en una procesión, con el beneplácito de los Hermanos mayores de turno que, en algunos casos, eran los que animaban y pagaban tales "tradiciones".
Creo, que estas tradiciones deben ir evolucionando cuando desvirtúan el verdadero sentido del acto al que se supone que ensalza y cuando el paso del tiempo prodigue unos cambios que mejore y no esclavice el aspecto visual, organizativo y devocional en este caso, y no valen demagogias y triquiñuelas en su nombre para seguir manteniendo status y títulos, todo a costa de ataques demoledores a personas e instituciones que trabajan altruistamente con sus fallos y aciertos, para democratizar y normalizar situaciones fuera de contexto que otros han permitido.

P.D. De todas maneras les recuerdo a los amantes de mantener ciertas tradiciones que en nuestra ciudad tenemos a nuestro "tradicional" Cantinflas que año tras año nos recuerda la "idiosincrasia" de su personaje, además de su "vinculacion con nuestra Romería" y que siempre nos quedara en la recámara para ser candidato a "Romero de Oro"...palabrita del niño Jesús.  

miércoles, 15 de mayo de 2013

!Marchando una de Bichitos¡



¡¡Que no leche, que no!!, que por mucho que lo diga las Naciones Unidas...como que no me veo yo tomándome una "tosta de aceite de oliva virgen extra con cucarachitas caramelizadas con zumo de gusanito africano"...como que no...que lo mio es la tostada con su jamoncito, de ese que lo miras y se te caen dos lágrimas que te empapan los pantalones.
Y no es porque yo sea un "tiquismiquis" pa la comida, ni tampoco por llevarle la contra a un organismo tan fiable como este, que no, si ya se que de aquí a unos años tendremos muy crudo esto del "papeo" en el mundo por lo del crecimiento de la población y que es por lo que nos piden que nos vayamos haciendo el estomago a todo tipo de bichitos que desde occidente, vemos como algo repugnante,y no es pa menos, pero también creo que igual que no me comería un pollo que haya criado con mis pechos, no me comería mis gusanicos de seda o las cucarachas que llevo viendo por mi casa varios años y que son casi de mi familia, por muchas proteínas y vitaminas que tengan.
Y es que yo soy así de familiero, entiendo que no todo el mundo sea como yo, conozco a gente que se comen a un mulo relleno de pajarillos pa desayunar, no quiero imaginar la "pecha" de bichos de esos que necesitarian pa quedarse a gusto, y lo peor es que como en Occidente le pillemos el "tranquillo" a comer saltamontes, cucarachas, gusanos, pulgas y demás guarradas, entonces si que la llevaran clara la gente del tercer mundo...no les íbamos a dejar ni los piojos para comer...menudos somos nosotros para "ayudarles" en su pobreza y ya el colmo seria que se enteraran los fabricantes de hamburguesas de sus buenas propiedades...¡¡a la mierda la carne de caballo!!

P.D. Después de escribir esto, me estoy metiendo entre pecho y espalda unas buenas Cabrillas con tomate y unas tacitas de Caracoles típicas de aquí...y no me da nada de asco...es que como no son insectos sino Moluscos Gasterópodos...pues eso...

lunes, 13 de mayo de 2013

El Camello...(con perdon)


Foto de carné del camello en cuestion

En uno de mis viajes por Tunez...¡bueno vale!...en mi unico viaje por Tunez, resulta que estando por su mercado, uno de los vendedores me ofrecio 400 camellos por mi mujer, cosa que como era logico no acepte...(creo que mi señora vale mas de 400 camellos) y nada, que me volvi con ella dejando en la cuna de Anibal a 400 camellos llorando amargamente mi partida y yo, logicamente, discutiendo con mi parienta el lugar donde los hubiera metido...que si la cochera es muy pequeña...que si se hubieran escurrido con la soleria del patio...en fin, excusas y excusas, porque no sabeis como se pone mi mujer por "chominas" de estas.
Total, que todo viene porque a mi de siempre me han gustao los camellos...no se yo...les tengo un cariño especial a estos jorobaos, pero hombre...todo con tiento, y es por lo que me he sentio un poco perplejo cuando he leido una noticia que le hace a uno pensar en la idiotez del ser humano, veran ustedes...
Resulta que en una visita del Presidente frances el Hollande ese a Malí, el Gobierno de este pais tuvo el detalle de regalarle ¡un camello...amo a veee...amo a veee!...¿pero como se les ocurre regalarle un camello coño?...es que no podian regalarle algo normalito...digo yo...un jamon, una botellita de vino Malillense una cajita de puritos...¡ostiaaa!...lo normal en estos casos...yo a mi cuñao le regalo de vez en cuando un Taperware de caracoles y se va el tio mas contento que unas castañuelas...pero bueno, vamos al meollo...pues resulta que como el franchute no se lo pudo traer (creo que porque no entraba el bicho por la puerta del avion) y se les ocurrio dejarselo a una familia local para que lo cuidaran pero ¡¡ostias!!, resulto que los pobres eran tan idem, que se jalaron al pobre camello para no morirse de hambre...¡¡manda wevos!!...pero he aqui que viene lo mejor de la noticia...los dos Gobiernos, los medios Franceses y Españoles,  lamentaron la desdicha del camello, pero ninguno hizo referencia a la familia que sin ese camello la hubieran palmao...¡vivir para ver!

jueves, 2 de mayo de 2013

Eramos tan...



Cuando uno llega a casa del trabajo y hace la cena le molestan las interrupciones, qué impertinencia tan poco democrática, esas interrupciones. Casa, trabajo y cena son las palabras clave. Cuando a uno le han arrebatado trabajo, casa y cena, sólo le queda interrumpir para no echar a arder la rabia. Interrumpir para recordarle al responsable que la miseria ajena la ha construido él, recordárselo a sus seres cercanos, a sus vecinos, a sus amigos, que no se les olvide como a tantos no se les puede olvidar que ni trabajo, ni casa, ni cena tienen ya. Así son las cosas, queridos ministros, diputados, periodistas y biempensantes en general. Cena. Trabajo. Y casa. Primero te quedas sin trabajo. Seis millones de personas ya viven al pairo, sin manera de ganarse la vida. Si no te ganas la vida, la pierdes, no me cansaré de repetirlo. De ellos, cientos de miles son conscientes de que nunca más volverán a trabajar. Como son personas entre 50 y 65 años, suelen tener hijos, y seguramente lloran acuclillados en la ducha, como yo tantas mañanas aciagas en las que inventar ocupaciones para el día que llegaba a dentelladas ha sido la única forma de mantener la cordura.
Después de perder el trabajo, pierdes la cena, qué barbaridad, la cena, pensarán los biempensantes. El subsidio de paro tiene caducidad y cargamos ya en el lomo cinco años de crisis. De los seis millones sin curro, alrededor de dos millones de personas en España cobran cero euros al mes. ¿Usted se imagina lo que son cero euros al mes? ¿Usted se imagina lo que es ir a buscar la leche del desayuno a la nevera de los abuelos, a la cola de la Cruz Roja, a casa de una amiga que aún conserva dos tristes colaboraciones? Párese aquí y piénselo, póngase en el lugar, no le dé asco, se trata de un ejercicio muy aleccionador: Suena el despertador por la mañana, levantas a los críos y escurres la última botella de leche, ya mezclada con agua. Pero no llega, no alcanza para los dos. Aprietas la mandíbula hasta la náusea, la última botella, la última patata, el último huevo son piezas imprescindibles de un puzle cotidiano que termina en cualquier momento, no a final de mes, no al principio. Quienes cuentan la última taza de arroz en la despensa ya no tienen principio ni final de mes, porque no hay cobros, cero euros, cero curro, cero ingresos, el tiempo como un continuo infernal de desespero y perplejidad, de paseos urbanos a patadas, de pequeñas ilusiones de delincuencia básica. ¿Qué haría usted si peligrara el alimento de sus hijos? Ah, pero no lo han perdido todo aún. Después del trabajo, la patata, la leche y el arroz, después del agua y la luz, del teléfono y el gas, pierdes la casa. Párese aquí de nuevo: Sí, sí, la casa, techo, refugio, guarida, hogar, la casa en la que ya no queda equipo de música, ni objetos de valor, ni televisión, ni vídeo, ni bicicletas, todos a precio de saldo en el Cash Converters más cercano. No se echen las manos a la cabeza, sé lo que digo, no exclamen Qué exageración, atrévanse a mirarlo. Fuera casa, y empieza una búsqueda desesperada entre familiares, amigos, asociaciones y pancartas, noches insomnes de planes disparatados, viajemos a Buenos Aires, limpiemos bares en Berlín, ¿por qué no ocupar un pueblo abandonado?, podemos dejar a los críos con los abuelos. Planes que a la luz del día hacen polvo la mandíbula, destrozan los dientes en un rechinar furioso, papás, volvemos a casa, sí, con nuestros críos, sí, vuestros nietos, sí, con nuestro desolador fracaso a cuestas. ¿Qué haría usted si los zapatos que calzan en casa dependieran de la caridad cristiana? Ah, qué fácil resulta cuando uno llega a casa del trabajo a preparar la cena –trabajo, cena, casa— escribir un artículo defendiendo el derecho de los responsables a preservar su vida, su tranquila existencia cotidiana de agua caliente, jabones, cremas hidratantes, yogures enriquecidos, jerséis de primera mano y ropa interior de primer culo. ¿Qué esperaban? ¿Qué coño esperaban? ¿Que los miles de desposeídos, de desasistidos de esta crisis que algunos han construido forrando de monedas sus viajes al paraíso, y que muchos han callado y permitido, que esos ya millones de desamparados se quedaran cruzados de brazos lavándose con agua de la fuente? ¿Qué haría usted, que aún trabaja, cena y vuelve a una casa que es suya? Éramos tan monos, tan simpáticos cuando recibíamos los palos de la policía levantando las manos, sentados en las plazas. Éramos tan comprensibles cuando todo lo que oponíamos a su violencia, su puñetera violencia económica, cotidiana y bestial, era nuestra presencia en silencio, que ahora que sencillamente nos acercamos a decirles No permitiremos que usted siga condenándonos, ahora ese gesto básico les parece un acto poco menos que terrorista. Kale borroka, dicen; acoso fascista, dicen; hay que ver los pobres hijos del ministro, dicen los que no dijeron nada con los miles y miles de pobres hijos que empezaron hace meses su deambular por casas de abuelos, de amigos, de prestado, casas ocupadas, patadas a las puertas, viajes inciertos. Esos miles, quizás cientos de miles de hijos no han merecido palabra de los que ahora denuncian acoso, violencia, qué horror. Nosotros nos equivocamos, sí señor, delegamos el ejercicio del poder y las decisiones que afectaban a nuestro vivir en una panda de mangantes que nos han dejado en pelotas. Lo admitimos, y ahora apechugamos con eso. Cada uno que apechugue con lo suyo. Ellos se negaron a tomar las medidas necesarias contra nuestra miseria, contra nuestras muertes pequeñas, contra el desamparo de nuestras criaturas, contra nuestros desahucios. Ellos podían haberlo parado, haberlo evitado, haberlo resuelto, haber tomado medidas como las tomaron con la supuesta ruina de los bancos. Bien, no las tomaron. Apechuguen también ellos con sus decisiones, ¿no? ¿De verdad pensaron que una sociedad puede permitirse el lujo de seis millones de parados más otro puñado de millones de empobrecidos hasta la caridad a cambio de entonar un brote verde? ¿Creyeron en serio que vallando el Congreso y rodeándolo de armas iban a evitar oler la protesta de los ciudadanos? Hay que ver, hay que ver cómo atonta llegar a casa del trabajo y hacer la cena.