"Dios creó a Adán a su imagen y semejanza". Miro esta imagen y me pregunto: ¿tanto poder como dicen que posee y al final la tiene tan pequeñita? Ya podía haberse estirado un poco más.
Dios, sí, Dios, así con mayúsculas, a lo
bestia. Hace ya tiempo que se me pasó el miedo a Dios, a pesar que
desde pequeño no dejaban de inculcarme en el colegio pánico hacia ese
señor. Que se enfada si te masturbas, que se enfada porque dices tacos,
que se enfada si le tocas una teta a una amiga, que se enfada si sisas,
que se enfada si no vas a misa, que se enfada porque no dejas que el
cura te toque el culo... Y encima está en todas partes, lo ve todo, no
se le escapa nada.
La imagen física de ese Dios, era la de
un viejo con barba, sentado en un trono en medio de una nube todo el día
cabreado y pendiente de lo que hacemos, que ya es tener ganas. Porque
no es que esté pendiente de uno, sino que está en todas partes, o sea
que está pendiente de todos y cada uno de nosotros en cada instante de
nuestra vida. Eso tiene que cansar, es normal que esté todo el día así
como agrio.
Bueno, pues si unes su permanente enfado
y mal pronto, el ser viejito y el tener barba, la imagen que te viene a
la cabeza es la de Fernando Fernán Gómez. Sí, definitivamente acojona.
Y
eso de que está en todas partes y que todo lo ve... Un Gran Hermano a
lo bestia. Imagina que estás con tu novia y le coges una teta en plenas
relaciones prematrimoniales pecaminosas y de repente aparece detrás tuya
Fernando Fernán Gómez gritando: "suelta esa teta, pecador, a la
mierda". Una experiencia así tiene que acomplejar de por vida, vamos.
Como dije, con el tiempo he perdido ese
miedo a Dios y aparte de todos esos atributos que ya he mencionado me he
dado cuenta de que es un cachondo. Un poco cabrón, sí, pero en
definitiva un cachondo.
Veamos algunos ejemplos...
Imagínate a Noé, otro viejecito, allí
tranquilo en el campo disfrutando de la jubilación y que de repente
suene la voz de Fernando Fernán Gómez en plan dolby surround, así como
ocupándolo todo, diciéndole: "Noé, he pensado comenzar el Diluvio
Universal porque voy a matar a toda la humanidad porque han sido muy
malos. Pero como tú me caes bien, ahora te vas a construir una arca de
ochocientos metros de eslora y doscientos de manga y pongamos como unos
ochenta metros de altura. Luego me vas a coger una pareja de cada animal
que existe sobre la tierra y me los metes dentro. Por los peces no te
preocupes. Ah, y el plazo de entrega del arca es de tres meses. A la
mierda".
Menos mal que le caía bien. Y además, si es Todopoderoso, ya hubiera podido Él poner el barco. Lo dicho, un cachondo.
De
todas formas no es que Noé fuera un dechado de virtudes. El tío nada
más retirarse las aguas siembra una viña. La historieta obvia el tiempo
que tarda una viña en dar frutos en condiciones, además de recolectarlo,
dejarlo fermentar y esas cosas, pero imagino que como regalo de Dios,
cuando la viña dio frutos, estos fueron cajas de Don Simón. Pues bien,
como el Noé era dado a soplar, pilló una tranca de cuidado.
Total, que llega el hijo y se encuentra
al piltrafilla de su padre totalmente borracho y en pelotas, y el tío en
vez de avergonzarse, le echa una maldición al hijo y a la totalidad de
su descendencia. Está claro que Noé tuvo un buen maestro: Dios.
Y es que a Dios le gusta gastar bromas,
Él es así, imagino que estar viviendo toda la Eternidad en una nube pues
debe aburrir un poco, y claro, el hombre con algo se tiene que
distraer.
Una de sus bromas más sonadas fue la que le gastó a Abraham.
Una de sus bromas más sonadas fue la que le gastó a Abraham.
Este pobre hombre estaba desesperado por
tener descendencia, claro que ya era también viejito y su mujer tenía
noventa y nueve años, que ya es tener años. Pero mira, no obstante,
Dios, imagino que para gastar otra broma, hizo que la señora de Abraham
se quedara embarazada. Sí, ya sé que es complicado de creer, pero así
son las cosas de Dios, inescrutables.
Por fin la mujer tiene un niño, imagino
que no lo pariría, sino que se le caería, a esa edad tiene que tener el
agujero de parir como ya un poco dado de sí. Pues bueno, cuando el niño
ha crecido un poco y es un chavalote, va Dios y le dice a Abraham que
coja al niño, se lo lleve al monte y lo degüelle.
Imagino que al hombre aquello le tuvo
que sentar mal, pero como era temeroso de Dios y parece que le
preocupaba más su vida y su prosperidad que la vida de su propio hijo,
pues allá que va con el niño al monte, me lo ata como un cochinillo, lo
pone encima una piedra y coge un puñal de esos de cortar jamón, pero con
punta que si no, no vale.
Y
justo cuando va a darle una puñalada se escucha de nuevo la voz de
Fernando Fernán Gómez que le dice bien fuerte, así, como para que se
entere todo el mundo: "Para, Abraham, no mates a tu hijo que ya veo que
obedeces todo lo que te digo, que eres un pelota de los buenos. Ahí
tienes un cordero para que lo degüelles en su lugar. A la mierda". Y
digo yo, ¿qué culpa tendrá el cordero de las chaladuras de Dios?
Esta es una broma típica de Dios, que
parece que eso de tener a todo el mundo acojonado y matando gente le
distrae bastante. Lo dicho, un cachondo.
Pero esto de las bromas es algo inherente en Dios. Pienso que incluso creó al hombre sólo para eso.
Ya de entrada creó a Adán y lo dejó solo
en medio de una selva, viendo que el chaval se aburría, lo droga, le
quita una costilla y con ella crea la mujer. Esto que parece una
tontería, me gustaría comentaros que a mí me dieron el Graduado Escolar y
aún seguía pensando que los hombres tenían una costilla menos que las
mujeres. No es que uno sea más tonto de lo habitual, sino que así me lo
enseñaron en aquellos alegres tiempos de "Cuéntame" que en realidad
cuenta poco, de la realidad. Pero sigamos...
De entrada, Dios se lo curró más al
diseñar a la mujer que al hombre, eso salta a la vista. No sólo se
contentó con hacerla más atractiva, sino que encima la dotó de más
inteligencia y de un sexto sentido. Al hombre le dio la fuerza, que
inteligentemente ha estado utilizando para anular a la mujer.
Pero sigamos con las bromas de Dios.
Ahí está la pareja perfecta en el lugar
perfecto, pero como para Dios la perfección no le va, coloca un peral en
medio del Paraíso y les dice que eso no se toca, eso no se mira, eso no
se come.
No olvidemos que Adán y Eva, aunque parezcan unos mocetones, son unos críos y claro, dile a un crío que no toque una cosa. Esto Dios lo sabía de antemano. Así que lo inevitable ocurrió. La pareja se zampó un pero.
No olvidemos que Adán y Eva, aunque parezcan unos mocetones, son unos críos y claro, dile a un crío que no toque una cosa. Esto Dios lo sabía de antemano. Así que lo inevitable ocurrió. La pareja se zampó un pero.
Dios,
que está siempre enfadado, con su característica voz de Fernando Fernán
Gómez, los expulsa del paraíso con un tío con alas que tiene en sus
manos una espada de fuego. A Dios siempre le ha encantado meter un mago
en medio del espectáculo.
Pero esta broma va más allá, nos incumbe
a todos, ya que se supone que fue un pecado comer del famoso fruto
prohibido y como Dios maldijo a toda la descendencia de la parejita por
este descuido, todos los seres humanos nacemos con ese pecado que ya nos
condena. Un cachondo sin remedio. Cabroncete, sí, pero es su
naturaleza.
Adán y Eva tienen tres hijos, Caín y
Abel, y un tal Set, del que nunca nada más se supo. Aquí yo como que
comienzo a perderme un poco. Si no había nadie más en la Tierra el tema
de propagar la especie como que en algo falla. Pero no sólo eso, sino
que Caín mata a Abel y digo yo que la cosa se complica.
Aquí hay otro episodio perturbador. Dios
que todo lo ve, para qué cojones le pregunta a Caín dónde está su
hermano, son ganas de meter el dedo en la llaga.
Hay un episodio que me encanta, un
episodio donde Dios despliega todo su sentido del humor y su atracción
por las bromas pesadas: Moisés y el éxodo de los judíos de Egipto...