miércoles, 26 de diciembre de 2012

El discurso del Rey



Si hay algo en las fiestas de Navidad tan genuino como los polvorones, la pandereta o el portal de Belén es algo tan insoportable como el mensaje de nuestro rey,  que año tras año nos golpea desde todas las televisiones tratando de convencernos de su cercanía y bondad.
Este año, como en los anteriores, y siguiendo una campaña de marketig instigada y pagada por todos sus subditos para tratar de mejorar la imagen de una Casa Real que hace aguas por un cumulo de desaciertos que han socabado los cimientos de la institucion, Su Majestad nos ha apedreado los oídos con un discurso que parecía escrito por Rajoy y en el que, a pesar de su empeño y gestos cercanos, como presentarlo sentado en la mesa al estilo Gran Wyoming cuando se dirige a los niños, estuvo fuera de la realidad, como si esta se la contara su vecina del bloque, cuando, ante esta situación critica, cabía esperar que hablara de las realidades que a diario tenemos que sortear los ciudadanos. En este discurso no hubo ninguna mención al paro, los desahucios o la corrupción, (estaria bueno)  ni siquiera a la situación que se esta viviendo en Cataluña, solo hizo un llamamiento a la unidad de los partidos que seguro  que estos, se lo pasaran por el arco...como siempre.
En fin, ya os digo, no es que yo esperara mas este año, pero la verdad es que me quede todo el discurso esperando, sin éxito, que en algún momento del mismo, nuestro Rey, acostumbrado a saltarse los protocolos y en un arranque de simpatía y torpeza patria, hubiera tropezado y caído para haberlo grabado y colgado en el "feibu", seguro que hubiera sido para no olvidar.

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